El 11 de julio de
1978, lo que parecía un mes normal de vacaciones en un camping, se convirtió en
el infierno en la tierra.
El camionero veterano F.I.V. salió de la refinería Enpetrol
de Tarragona, con una carga de 25 toneladas de propileno licuado, su destino
debía ser Alicante. El conductor no quiso coger la autopista, probablemente
para no pagar las 1000 ptas. que costaba el peaje y que debería pagar de su
bolsillo. Así pues, tomo la N-340, y en el kilómetro 159,5 a la altura del
camping Los Alfaques, el camión explota, provocando una de las mayores
tragedias en Europa.
El camión llevaba 25 toneladas de propileno cuando solo
tenía permitido 19, la cisterna no tenía válvula de alivio de presión, y esto
sumado a las altas temperaturas provocó la explosión a las 14,36 de la tarde. La
explosión alcanzó un radio de entre 0.5 y 1 km . Debido a al calor de la
explosión, las bombonas de butano que los veraneantes usaban estallaron
también. La explosión mató en el acto a 158 personas, incluido el conductor del
camión.
Los testigos narran como la gente intentaba huir al mar
mientras ardían, pero los 2000 grados de temperatura que se alcanzaron hicieron
hervir el agua, lo que les supuso correr hacia la muerte.
En ese momento el camping contaba con 800 veraneantes, en su
mayoría alemanes, franceses y belgas. Las hojas de registros ardieron en la
explosión, y el mal estado de los cuerpos carbonizados hicieron muy larga y
difícil la identificación de los cadáveres, los cuales tuvieron que identificar
mediante la dentadura tardando 6 meses en ello.
Una superviviente, Laura Giménez, la cual contaba con 9 años
de edad, narra como ella advirtió a su madre de que había un bote volando; lo
que ella creía un bote de remos era la cisterna del camión, al caer se escuchó
una explosión y luego la siguieron varias. Laura cuenta la angustia que sintió
al ver a la gente morir y no poder ayudarla.
Esta tragedia dejó marcado a supervivientes y trabajadores
que ayudaron a trasladar heridos y mover cadáveres.
El balance final fue de 215 muertos y 67 heridos, aún hoy
quedan dos cuerpos sin identificar puesto que nadie los ha reclamado.
Al poco el camping volvió a abrir sus puertas, aunque ya no
sería el mismo, son muchísimas las personas que dicen haber visto a las víctimas
del accidente deambulando por él, incluso en la carretera hay quienes afirman
haber visto a personas quietas de mirada perdida y algunos incluso sin rostro.
Oh niños con ropas de verano jugando a pesar de ser pleno invierno.
Lo que está claro es que nadie olvidará aquel verano de
1978. Descansen en paz las víctimas de Los Alfaques.
Zaira T.
Fuentes: periódicos de la época.




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